Me perdí, señor
capitán Ego me perdí, estábamos en el quinto planeta, los medios de comunicación
fallaron. Sin embargo, fue algo afortunado, en ese quinto planeta encontramos
combustible y no está poblado, por lo
tanto ya lo he reclamado en nuestro favor, será una mina importante.
Luego caímos en
el cuarto planeta, el famoso rojo; ahí hallamos artilugios que, presumimos,
provienen de la Tierra. Recordemos que los marcianos fueron conquistados hace
mucho tiempo y siguen siendo esclavos, ¡esos seres son lo peor! Reconozco que
trabajan de manera óptima.
Ahora ya hemos
llegado al tercer planeta, desgraciadamente en mi tripulación tenía seres
provenientes del planeta Claclua, bien sabemos que su composición celular no se
adapta bien a esta atmósfera por lo tanto al querer salir a la intemperie automáticamente su cuerpo fue disuelto. Fue un error.
Nos estamos
internando con los humanos, llegamos a un lugar llamado por los nativos “México”.
Es un espacio extraño, los habitantes también son extraños, no sean percatado
de nuestra presencia a pesar de tener más extremidades que ellos.
Por ejemplo, el
subteniente Roaroa quiso proclamar este lugar como conquistado por nuestra raza
y uno de los nativos hizo gritos estertores en su lengua primitiva, luego le lanzó
un cubetazo de algo que presumimos es agua aunque no es incolora, ni inodora y
muchos menos insabora.
Esto hizo que
cambiáramos la estratagema. Nos vestimos como ellos, los observamos detenidamente,
así pudimos darnos cuenta de lo manipulable que es su mente; usamos los
chupones de intercambio de personalidad y ahora el jefe de su nación soy yo, el
capitán en jefe de la segunda navegación Plim Risu Intri: Entrique Plepa
Nletus.
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